El Alma tiene recuerdos de otras etapas evolutivas anteriores, que se almacenan en nuestro subconsciente y también cualidades, dones y condicionamientos. Su «disco duro» en el plano físico es nuestro cuerpo, siendo el vehículo del Alma y su expresión más superficial es la personalidad. Nuestra verdadera identidad es el Ser, somos manifestación pura de la Fuente; el Alma simplemente es su recorrido en tiempo-espacio.
Lo que traemos a esta vida y llevamos con nosotros tras la muerte es sólo experiencia. No llevamos con nosotros nuestras pertenencias, nuestras creaciones en la música, el arte o la literatura, ni siquiera nuestro cuerpo, por lo que deberíamos preguntarnos para qué tipo de experiencia realmente vale la pena trabajar en esta vida, ¿no sería la trascendencia, la paz, la felicidad y el amor?
Al explorar las heridas del alma y sus condicionamientos través de la terapia, consigue que el participante tenga, por su propia experiencia, un cambio de perspectiva sobre la vida y empezará a concebirse como una conciencia ilimitada, eterna y entender que el malestar y la enfermedad son una oportunidad de crecimiento interior hacia el Ser.
Resulta una herramienta terapéutica de gran valor para resolver conflictos y traumas. La persona que está en regresión, en ningún momento pierde la conciencia, ya que no se utiliza una hipnosis profunda, por lo que al salir de ese estado recuerda perfectamente todo lo revivido y siente sus efectos sanadores. Es una acción terapéutica que no debe confundirse con una experiencia mística o paranormal.
Así se reviven situaciones y vivencias del pasado, para resolverlos en ese mismo momento, rompiendo los lazos patológicos con el presente, comprendiendo y reparando, para sanar.
Esta nueva comprensión de sucesos vividos en tiempos anteriores al actual, produce un efecto terapéutico profundo, incluso sobre cuestiones hasta ese momento inconscientes, sanando y suprimiendo síntomas y angustias del presente. Esto da paso a nuevas respuestas exitosas frente a situaciones hasta ahora complejas y angustiantes, eliminando los núcleos del conflicto, impidiendo nuevos fracasos.
De este modo actúan las regresiones, volviendo al pasado para sanar el presente.